No necesitas motivación para alcanzar tus metas

David Bejarano

marzo 27, 2025

La motivación es un término que se escucha con frecuencia cuando hablamos de alcanzar metas, ya sea en el ámbito personal o profesional. Es la chispa que enciende el fuego del deseo y nos impulsa a empezar algo nuevo. Sin embargo, la motivación es volátil; aparece y desaparece sin previo aviso, dejándonos en ocasiones sin el impulso necesario para continuar.

Aquí es donde entra en juego la disciplina. A diferencia de la motivación, la disciplina es constante y nos mantiene en marcha incluso cuando las ganas no están. En este artículo, exploraremos por qué la disciplina es más importante que la motivación y cómo podemos crearla basándonos en un propósito claro.

 ¿Qué es la Motivación y por Qué Es Inestable?

La motivación es el estado emocional que impulsa a una persona a realizar una acción para satisfacer una necesidad o deseo. Puede ser interna (cuando surge de una necesidad personal) o externa (cuando se motiva por recompensas externas). La motivación es poderosa, pero también es pasajera. Un día puedes sentirte motivado para hacer ejercicio, y al siguiente, esa motivación puede desaparecer, dejándote sin la energía para continuar.

Este fenómeno se debe a que la motivación está estrechamente ligada a nuestras emociones, y las emociones son inherentemente inestables. Un cambio en el estado de ánimo, una mala noticia o simplemente un día agotador pueden disminuir la motivación, haciendo que nuestras metas parezcan menos alcanzables.

 La Disciplina: La Clave para el Éxito Sostenible

La disciplina, por otro lado, es la capacidad de seguir un plan o rutina independientemente de las circunstancias o emociones del momento. Es el acto de hacer lo que se debe hacer, incluso cuando no se quiere. Mientras que la motivación puede encender la chispa inicial, es la disciplina la que mantiene el fuego ardiendo.

Considera a un atleta profesional. Aunque comenzó su carrera motivado por la pasión por el deporte, es la disciplina la que lo lleva a entrenar todos los días, incluso cuando está cansado o desmotivado. Es su compromiso con su rutina lo que lo lleva a la cima, no solo su amor por el deporte.

¿Por Qué la Disciplina Es Más Fiable Que la Motivación?

  1. Consistencia: La disciplina crea consistencia. Cuando estableces un hábito disciplinado, te comprometes a seguir una rutina sin importar las circunstancias. Esta consistencia es crucial para el éxito a largo plazo.
  2. Resistencia al Fracaso: La disciplina te ayuda a resistir el fracaso. Cuando la motivación decae, la disciplina te sostiene. Es el hábito de levantarse y seguir adelante, incluso después de un contratiempo.
  3. Desarrollo de la Fortaleza Mental: La disciplina fortalece la mente. Cada vez que eliges actuar a pesar de la falta de motivación, fortaleces tu capacidad de resistir la tentación de rendirte.

¿Por Qué la Disciplina Es Más Fiable Que la Motivación?

Desarrollar la disciplina es un proceso que requiere tiempo y esfuerzo. Sin embargo, se vuelve mucho más fácil cuando tienes un propósito claro. El propósito es el “por qué” detrás de tus acciones, y cuando lo tienes presente, te proporciona la energía necesaria para mantener la disciplina.

Paso 1: Define tu Propósito

Antes de trabajar en la disciplina, es crucial entender por qué estás haciendo lo que haces. ¿Cuál es el objetivo final? ¿Qué deseas lograr? Tener un propósito claro te permite continuar cuando crees que no puedes más.

Si quieres perder peso, tu propósito podría ser mejorar tu salud para estar presente en la vida de tus seres queridos. Este propósito, conectado con tu bienestar y relaciones, te motiva a a continuar mas que un simple pensamiento de querer bajar de peso.

Paso 2: Divide tus Metas en Acciones

Una vez que tengas claro tu propósito, el siguiente paso es dividir tus metas en acciones específicas. Estas acciones deben ser realistas y alcanzables, y deben alinearse con tu propósito. Eso si, no hagas las metas demasiado complejas pues pueden generar frustración.

Si tu propósito es mejorar tu salud, una acción específica podría ser caminar 30 minutos al día. Es una acción concreta que puedes realizar independientemente de tu estado emocional.

Paso 3: Establece Rutinas

La disciplina florece en la rutina. Crear una rutina diaria que incluya acciones específicas alineadas con tu propósito te ayuda a mantener la disciplina. Estas rutinas deben ser lo suficientemente flexibles como para adaptarse a tu vida, pero lo suficientemente estructuradas como para fomentar la consistencia.

Si el ejercicio es parte de tu propósito, establece un horario fijo para entrenar. Esto puede ser temprano en la mañana antes de comenzar el día, o por la tarde después del trabajo. La clave es ser consistente con el horario.

Paso 4: Practica la Autocompasión

Es natural fallar de vez en cuando. Lo importante es no castigarte por ello ya que esto no ayuda en nada.

Practicar la autocompasión significa reconocer que el fracaso es parte del proceso y que está bien no ser perfecto. Lo esencial es levantarse y continuar.

Si te saltas un entrenamiento o comes algo fuera de tu dieta, no te castigues. En lugar de eso, reconoce el desliz, aprende de él, y vuelve a tu rutina al día siguiente.

Si te juzgas continuamente tu mente no podrá adaptar las nuevas rutinas.

Paso 5: Revisa y Ajusta Regularmente

El último paso es revisar y ajustar tus rutinas y acciones regularmente. A medida que avanzas, es posible que necesites cambiar ciertos aspectos de tu plan para mantenerte alineado con tu propósito. Esto te permite mantener la disciplina sin sentirte estancado.

Si descubres que tu rutina de ejercicios se ha vuelto monótona y ya no te desafía, prueba con una nueva actividad o aumenta la intensidad para mantenerte motivado y disciplinado.

¿Cómo crear éxito a largo plazo?

Cuando practicas la disciplina, desarrollas la capacidad de enfrentarte a los desafíos con una mentalidad fuerte y resiliente. Esto te permite superar obstáculos y seguir avanzando hacia tus metas, incluso cuando los tiempos se ponen difíciles.

Disciplina y Hábitos

La disciplina se convierte en hábitos, y los hábitos son la base del éxito duradero. Cuando las acciones repetitivas se convierten en hábitos, ya no necesitas depender de la motivación para actuar. Simplemente lo haces porque es parte de tu rutina diaria.

Un escritor disciplinado que se compromete a escribir 500 palabras al día eventualmente desarrollará el hábito de escribir, lo que facilita la producción constante de contenido, independientemente de la inspiración momentánea.

Disciplina y Autodisciplina

La autodisciplina es la capacidad de controlar tus impulsos y emociones para mantenerte enfocado en tus metas. A diferencia de la motivación, que es temporal, la autodisciplina es un rasgo desarrollado que se fortalece con el tiempo. Cuanto más practicas la autodisciplina, más fuerte se vuelve, y más fácil es mantenerla a largo plazo.

Un emprendedor exitoso no depende de la motivación para trabajar en su negocio. En cambio, utiliza la autodisciplina para trabajar consistentemente en sus objetivos, incluso cuando se enfrenta a reveses.

Lo entiendo pero no logro crear la disciplina”

A menudo somos conscientes que necesitamos generar un cambio, que debemos comenzar a crear mejores hábitos, pero nos cuesta encontrar el propósito que conecte con nuestra personalidad, anhelos y sueños.

Esta incertidumbre y falta de enfoque nos puede llevar a generar una gran frustración y estancamiento en cada área de nuestras vidas. En estos casos es bueno tener el acompañamiento de una persona que nos ayude a abrir la perspectiva y nos guíe en un proceso que nos lleve a crear metas concretas y reales que mejoren nuestra calidad de vida.

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