Ya no es un secreto que nuestro pasado puede tener una gran influencia no solo en la calidad de vida que tenemos el día de hoy, sino también en las decisiones que tomamos en dirección a nuestro futuro.
Sin embargo, el enfoque siempre ha estado en no continuar cargando con nuestros fracasos, perdidas y traumas pasados el día de hoy, en reconocer que ya son cosas que no podemos cambiar y soltar esas cargas de tal manera que podamos crear una mejor realidad para nosotros.
Una perspectiva incompleta.
Si bien es verdad que soltar nuestras experiencias negativas pasadas puede ayudarnos a gestionar mejor nuestro presente, esta perspectiva no tiene en cuenta que también nuestras experiencias positivas, logros y éxitos pasados pueden convertirse en otra carga que nos impida desarrollar nuestras habilidades, crear mejores cosas y explotar nuestro potencial.
Logros y éxitos pasados tienen la cualidad de motivarnos, de llenarnos de confianza y mostrarnos que nosotros tenemos las capacidades necesarias para seguir ganando en la vida. Esto puede ser útil cuando las dudas, miedos y falsas creencias nos impidan atrevernos a hacer cosas nuevas. Aún así, si nos basamos únicamente en ellas, podemos generar un tipo de ceguera basada en un adoctrinamiento personal en el cual nos convencemos de que lo que funcionó antes, funcionará ahora y en el futuro.
Es exactamente lo mismo con nuestras experiencias negativas. Si creemos que hoy vamos a fracasar de igual forma que lo hicimos hace muchos años, probablemente no actuemos o seamos profetas de nuestro propio fracaso.
Todo está en constante cambio
Este tipo de perspectiva olvida que nosotros, como todo a nuestro alrededor, cambia constantemente, por lo tanto, lo que pasó ayer, no tiene garantía que se repita el día de hoy. Ni lo bueno, ni lo malo.
Cualquier persona que trabaja en o con marketing hoy en día, por ejemplo, sabe que las tendencias cambian constantemente y que lo que dio grandes resultados ayer, mañana puede ser completamente obsoleto.
Si nos quedamos estáticos y no vemos más opciones, nos puede pasar el mundo por encima, nos quitan los clientes, perdemos lo construido, porque no seguimos buscando como crecer.
Esto no solo sucede en los negocios, sino también en nuestra vida personal. En algún momento las mismas rosas rojas que das a tu pareja cada inicio de mes no tendrán el mismo efecto, e incluso será visto como negativo.
Cada día debe ser tomado como un papel en blanco y trabajar en el con todo lo que tenemos. Si nos dormimos en los laureles y nos confiamos demasiado de nuestras capacidades, no desarrollaremos nuevas habilidades, no nos prepararemos para lo que pueda suceder mas adelante y el éxito de ayer, se transformará en el fracaso de mañana.
No se trata de llenarnos ahora de paranoia sino de crear una relación saludable con nuestras experiencias pasadas, aprendiendo siempre de ellas, para nos repetir los errores del pasado y tampoco crear una confianza arrogante que nos haga creer que todo siempre va a salir como nosotros esperamos.
Recuerda que las expectativa son la madre de todas nuestras decepciones.