Es interesante reconocer que la mayoría de nuestras creencias lo único que hacen es limitar nuestra vida. Estas nos encadenan a ideas que restringen nuestra capacidad de avanzar, progresar, crecer y obtener mejores resultados.
A lo largo de nuestra vida creemos millones de cosas diferentes con respecto a nosotros mismos, las personas que nos rodean, nuestro pasado y futuro y dependiendo del tipo de creencias que carguemos, nuestra vida se puede ver enormemente perjudicada.
¿Como surgen las creencias limitantes?
En su mayoría nosotros las creamos a lo largo del tiempo comenzando con una experiencia que ha dejado una huella en nosotros y a partir de esta hemos creado una hipótesis que vamos “corroborando” con el pasar del tiempo. Esto no quiere decir que sean correctas, simplemente nos enfocamos en encontrar evidencias que comprueben la hipótesis e ignoramos los casos en los que estas no son verdad.
En otras palabras, las creencias se forjan de opiniones e interpretaciones subjetivas de lo que experimentamos. De la misma manera, estas pueden sernos entregadas por la gente que nos rodean, nuestros padres, maestros u otro tipo de autoridades y nosotros tendemos a creer en ellas sin evidencia alguna.
¿Es posible cambiar mis creencias?
Muchas personas tienen la falsa percepción de que el modificar nuestras creencias es una tarea bastante compleja. Sin embargo, todos nosotros, a lo largo de nuestra vida, cambiamos nuestras creencias de manera natural.
Esto sucede cuando nosotros comenzamos a madurar y tomar responsabilidad por nuestro desarrollo personal.
Muchos de nosotros en algún momento de nuestra vida, estábamos completamente convencidos que Santa Claus (o el niño Dios) existía y era responsable por traernos regalos a final del año, hasta un punto de nuestra vida en el cual dejamos de creer en él. Esto sucede constantemente en nuestra vida. Decidimos creer en algo o decidimos dejar de creer.
Haciendo uso de este proceso, el psicólogo Robert Dilllts desarrollo el ciclo de cambio de creencias. Un ejercicio para transformar lo que nosotros creemos.
El ciclo puede ser conectado con el cambio constante de estaciones en un año.
Metafóricamente hablando, una creencia es similar a la semilla que es plantada en la primavera. A través de los siguientes meses, la semilla madura y empieza a formar raíces en el suelo para sentirse firme.
En otoño. La creencia comienza a deteriorarse hasta que es irrelevante. Esta ya ha servido su propósito original y ya no es necesaria. Los frutos de la creencia, es decir: las intenciones positivas y las metas detrás de esta, son mantenidas, cosechadas y separadas de las partes que ya no necesitamos. Cuando el invierno aparece, las partes innecesarias son desechadas y olvidadas.
Con el fin de transformar nuestras creencias nosotros podemos comenzar a creer que algo diferente es posible.
En vez de pensar que no vamos a ser capaces de pasar un examen, lograr un proyecto en el que estamos trabajando o conquistar a esa persona que nos gusta, nosotros podemos decidir creer que si es posible y poner a prueba nuestra nueva creencia.
Cuando nuestra idea es validada, nosotros desarrollamos confianza en nuestra capacidad de progresar, transformarnos e identificar cuales son aquellas creencias nos apoyan y empoderan y cuales no.
En este proceso podemos de igual manera identificar como aquello que solíamos creer, nos ha ayudado a pasar la última temporada de nuestra vida, pero ya no es necesaria para seguir avanzando y necesitamos crear nuevas creencias, ya que nuestras metas y nuestros planes al igual que nosotros, han evolucionado.
Cuando logramos identificar las estaciones y los cambios de estas a lo largo de nuestra vida, nosotros comprendemos que lo único fijo en esta vida es el cambio y de esta forma logramos ser más flexibles y nos adaptamos con más facilidad a las circunstancias que se nos presenten en la vida, somos más empáticos en nuestras relaciones, aventureros cuando aparecen nuevas oportunidades y centrados en la esencia de quien somos más allá de lo que podemos llegar a creer acerca de nosotros mismos.
Lo que queremos creer, lo que creemos actualmente. y lo que solíamos creer nos permiten entender la manera en cómo nuestra mente ha evolucionado.
¿Cómo logro hacer este proceso?
- Identifica una creencia limitante
- Después de identificarla, duda de ella. ¡Rétala!
- Enfócate en las nuevas creencias y constrúyelas
Tú tienes dos opciones para hacer este proceso. Por una parte tú puedes observar tus comportamientos, acciones y resultados diarios. Estos frecuentemente son el reflejo de aquello que estás creyendo en este instante.
Por otra parte tú puedes poner atención a tus pensamientos y entender cuál de ellos generan sensaciones negativas en ti. El uso de un diario y la meditación son herramientas excelentes para generar conciencia de nuestros patrones de pensamiento.
Una vez hayas detectado esas creencias busca situaciones o experiencias en las cuales esta creencia no haya sido correcta. Si al comienzo encuentras solo una situación en la que este sea el caso, ya has encontrado un quiebre en tu creencia. Continúa buscando.
Por último, date la oportunidad de interpretar tus experiencias de vida de una forma que te empoderen. Construye el tipo de creencias en tu vida que te permitan avanzar, crecer y alcanzar lo que deseas. Puede que suene un poco extraño, pero es como dice el dicho en inglés: “fake it, until you make it!” (fíngelo hasta que lo consigas). Puede sonar como un tipo de engaño propio, pero recuerda que tu también te has engañado antes con creencias que te han desempoderado. ¿Por qué no entonces usar este truco para tu favor?
No se puede definir el tiempo exacto que necesitamos para incorporar estas nuevas creencias en nuestra vida. Dales tiempo, nada sucede de un día para otro. Todo dependerá de lo radical que tu nueva creencia sea y como tú comiences a incorporarla.
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