Cuídate de la parálisis por sobre análisis

David Bejarano

octubre 12, 2022

¿Cuánto tiempo de tu vida quieres quedarte congelado por tus miedos e inseguridades?

Gran parte de mi vida me he sentido atrapado en un cubo de hielo. Estático, petrificado, sin capacidad de dar ni un solo paso. Y lo mas curioso, es que cuando miro a mi alrededor, no veo el hielo, no entiendo por que mi cuerpo no se mueve y se niega a responderme.

Esta sensación la he visto repetirse una y otra vez en mi vida y me costó mucho tiempo reconocer que era lo que generaba dicha parálisis en mi vida: mis pensamientos.

Todos nosotros queremos lograr grandes cosas, alcanzar metas que nos permitan tener una mejor calidad de vida, crear maravillosas relaciones, defender lo que consideramos correcto y sin embargo,  muchas veces cuando queremos actuar no lo hacemos. Una voz dentro de nosotros comienza a cacarear mil y un razones por las cuales tal vez no deberíamos movernos.

“Necesito decirle a mi jefe que aquí se cometió un error en este reporte. Pero… ¿y si no le gusta lo que le digo? Seguro me echa. La economía no está para ponerse a jugar. Y entonces, ¿Cómo vas a alimentar a tu familia? Podemos terminar en la calle. Y es que el mercado laboral está saturado, así que si pierdes el trabajo, seguro no volverás a encontrar otro…”

“Que chica tan hermosa, la voy a sacar a bailar. Pero… ¿Qué tal que me diga que no? La verdad está mucho mas atractiva que yo, seguro que me ignora o fijo se ríe de mi tan pronto como me mire. Y seguro, las amigas que la acompañan se reirán y mis amigos como no son, se burlarán también. Y como es mi suerte, seguro cuando le diga que si quiere bailar conmigo se me va a quebrar la voz, como siempre me pasa cuando estoy nervioso. Ach… mejor me quedo aquí tomando mi cerveza.”

hombre serio

¿Suena familiar o te parece muy exagerado?

Muchos de nosotros no actuamos basados en las películas que creamos en nuestra mente, convencidos que lo que estamos pensando es justamente lo que va a suceder. Y normalmente todos los escenarios van en contra de lo que anhelamos obtener.

Este tipo de pensamientos son los que nos congelan, pues les entregamos completamente de nuestra atención y nos bloquean como un computador viejo que se queda procesando todas las ventanas abiertas que tenemos y no reacciona más.

¿Qué podemos hacer?

Esta bien reflexionar respecto a lo que hacemos, ser conscientes de los pro y los contras, pero también tenemos que ser sinceros y reconocer que nosotros no tenemos una bola de cristal para ver el futuro, que sin importar cuantas cosas planeemos, el futuro es incierto. Pero esa incertidumbre no significa que las únicos posibles resultados sean negativos para nosotros.

A menudo la vida nos sorprende cuando actuamos y nos lleva a resultados inesperados y mucho mejores de los que hubiésemos querido tener.

Algo que me ha ayudado a romper con mi parálisis es una estrategia muy simple y efectiva que he compartido con muchos de mis estudiantes en mi curso para Destruir la procrastinación y es esta del 3-2-1.

En cualquier momento que desees hacer algo que normalmente te paraliza, antes de que comiences a rumiar mil pensamientos, haz una cuenta regresiva: 3… 2… 1… e inmediatamente toma acción.

  • 3… 2… 1… “Jefe ¿podemos hablar?”
  • 3… 2… 1… Camina lentamente y con confianza: “Hola, te gustaría bailar”
  • 3… 2… 1… Haz la primera llamada del día.

Esta es una idea tan simple como funcional. Antes de que tu mente comience a dispararte una cantidad de peros, miedos, dudas, problemas y cualquier cosa que pueda comenzar a congelar tu cuerpo, actúa.

A través de estas acciones comenzarás a retar esas dudas, inseguridades y miedos y podrás darte cuenta de que muchos de los peores escenarios que pasan por tu cabeza jamás suceden.

Mientras lees esto tu mente te puede estar diciendo que “es mas fácil decirlo que hacerlo”, pero esto nuevamente es una de tantas excusas debido al miedo que tenemos de salir de nuestra zona de confort.

Inténtalo, en verdad… ¿Qué es lo peor que puede pasar?

Sea cual sea el resultado, después de haber actuado habrás aprendido algo más. No hay otra forma de romper ese cubo de hielo en el que nos atrapamos a parte de romperlo nosotros mismos desde adentro.

Recuerda que es tu vida y tu decides cuanta de ella pasarás congelado.