El lado oscuro de la resiliencia

David Bejarano

octubre 26, 2022

Resiliencia es una pieza esencial de nuestro éxito, pero también puede ser un arma de doble filo si no entendemos su propósito.

Suena curioso leer que algo tan importante y valioso como la resiliencia pueda tener un lado oscuro, ¿no es así?

En todas partes encontramos ejemplos de personas resilientes que han podido alcanzar grandes logros en su vida, que han superado enormes retos y se han convertido incluso en inspiración para muchas personas más.

Incluso yo, especialmente en mi curso para combatir la procrastinación, hablo constantemente de lo importante que es aprender a superar caídas, perdidas y retrocesos cuando estamos trabajando por una meta que nos hemos propuesto. Cuando somos resilientes, constantes, disciplinados y no nos dejamos vencer por las adversidades, es solo cuestión de tiempo para que obtengamos aquello que nos hemos propuesto.

Todo eso suena muy bueno y en verdad la resiliencia es un elemento fundamental para poder avanzar en nuestra vida. Sin embargo, quienes se aferran únicamente a esta pueden llegar a cometer grandes errores y desviarse completamente de aquello que realmente vale la pena.

El coyote y el correcaminos.

Si tienes mas de 30 años, con seguridad en algún momento de tu vida viste el dibujo animado del coyote y el correcaminos. Una historia en la cual un coyote muy inteligente, recursivo y con mucha hambre buscaba atrapar a un correcaminos, el cual, sin importar que tan genial fueran las trampas del coyote, siempre lograba escaparse.

Algo que podemos reconocer es que el coyote nunca se daba por vencido. Usó miles de trucos para atrapar al correcaminos y sin importar cuantas veces se quemará, cayera por un abismo o explotará por los aires, regresaba con una nueva idea para seguir tratando de atrapar al escurridizo enemigo. El tenía clara su meta y la obtendría sin importar cuantas veces tuviese que intentarlo.

Muy inspirador, ¿verdad?. Si y no.

En un capitulo muy especial el coyote finalmente atrapa al correcaminos y justamente en ese momento se gira hacia la pantalla y le pregunta a la audiencia:

“Ok chicos sabios, ustedes siempre quisieron que lo atrapara… ¿ahora que hago?”

Por muy gracioso que sea este comentario algo queda claro: El coyote no tiene ni idea que hacer ahora que obtuvo lo que supuestamente quería.

No seas el coyote

Nos han vendido tan ferozmente esta idea de dar todo por las metas que nos proponemos, a levantarnos cada vez que nos caemos y no quedarnos lamentando sino buscar una y otra vez nuevas alternativas para ir por lo que queremos, que nos hemos obsesionado con el proceso olvidando el PARA QUE de las metas que nos hemos propuesto.

Si no sabemos realmente para que queremos obtener algo en nuestra vida, en el momento que lo obtengamos nos sentiremos tanto o más vacíos de como cuando comenzamos a trabajar por dicha meta.

El coyote invirtió mucho tiempo, dinero en productos ACME y su salud mental y física para atrapar al correcaminos sin tener ni idea que hacer con él al final.

Tu dirás que esto no tiene que ver nada contigo pues tu no eres una caricatura persiguiendo a un pájaro veloz, pero si lo piensas bien, muchos de nosotros a veces sacrificamos gran parte de nuestra vida, tiempo y recursos en alcanzar algo que queremos pero que, si somos sinceros, ni siquiera sabemos por qué.

Tu correcaminos puede tener la forma de un titulo de universidad, un puesto de trabajo, una persona con quien quieres estar o algo muy diferente. Puede que estés dando todo de ti, que estés superando muchas caídas y contratiempos a lo largo del camino convencido que tarde o temprano alcanzarás esa meta, ignorando completamente que tal vez, todos esos recursos, energía y resiliencia deberían estar enfocadas en algo que realmente cumpla un propósito más importante para ti.

Nunca dejes de dar todo de ti en lo que te propongas, pero no dejes tampoco de revisar a lo largo del camino si es algo que realmente quieres y necesitas en tu vida. Las prioridades, intereses y gustos cambian a lo largo del camino y está bien reconocer cuando esto ha sucedido y retirarse, que obsesionarse con algo que al final, cuando lo obtengas, te hará preguntarte: “¿Y ahora que hago con esto?