El riesgo de ser vulnerable en una relación
Entrar en una relación puede ser una de las experiencias más hermosas e igualmente más aterradoras de nuestra vida.
Entrar en una relación puede ser una de las experiencias más hermosas e igualmente más aterradoras de nuestra vida.
Mucho se habla sobre este término, pero muy pocas personas saben realmente que significa.
¿Cómo te comportas cuando te encuentras en un embotellamiento de tráfico? ¿Gritas, peleas con el auto del frente y haces un concierto con la bocina de tu auto o tal vez pones música, te relajas y te pones a cantar mientras esperas a que puedas avanzar?
¿Qué tipo de relación estás llevando? Tienes 4 opciones y solo una de ellas es realmente buena para ambos.
Comienza a trabajar en ti mismo y pule estas cualidades en tu vida. En el momento que lo hagas, comenzarás a ver un cambio significativo en la calidad de tus relaciones y por ende en tu vida.
Muchas personas en algún momento de sus vidas han visto a su pareja como aquello que le da sentido y propósito a su existir. Se han convencido de que la vida sin ellos no tendría ningún tipo de valor y no pueden imaginarse sin esa persona constantemente a su lado.
Cada experiencia que vivimos a lo largo de nuestra vida puede dejar una huella permanente en nosotros y sin importar si la hemos definido como positiva o negativa, dicha experiencia puede influenciar la forma en como vivimos nuestra vida. Mientras algunas experiencias influencian la manera en cómo nos definimos a nosotros mismos, otras nos ayudan …
Muchos de nosotros pasamos mucho tiempo de nuestra vida sin tener ni la más mínima idea de quien somos en realidad y esto no es nada bueno.
Es interesante reconocer que la mayoría de nuestras creencias lo único que hacen es limitar nuestra vida. Estas nos encadenan a ideas que restringen nuestra capacidad de avanzar, progresar, crecer y obtener mejores resultados.
¿Cuántas veces no has perdido los estribos en una discusión y has dicho cosas de las cuales te has arrepentido después?
¿Cuántas veces te has dejado llevar por el impulso, por la rabia, la frustración, el miedo o la euforia y has tomado decisiones que al final no han sido buenas para ti?
Frecuentemente permitimos que nuestras emociones tomen control sobre nosotros y las culpamos, pues asumimos que ellas son las culpables de que no podamos tener la vida que queremos. Esto simplemente no es verdad. Somos nosotros quienes, con nuestra falta de responsabilidad, no hemos aprendido a autorregularnos de tal manera que podamos gestionar mejor nuestras emociones.